Córdoba

«ESCRITURAS EN EL AIRE», DE LEÓN FERRARI, CONTINÚA EN EXPOSICIÓN HASTA OCTUBRE EN EL CENTRO CULTURAL BORGES

«ESCRITURAS EN EL AIRE», DE LEÓN FERRARI, CONTINÚA EN EXPOSICIÓN HASTA OCTUBRE EN EL CENTRO CULTURAL BORGES

Buenos Aires, 29 de agosto de 2022. La muestra «Escrituras en el aire», una selección de un conjunto de piezas de la producción escultórica de León Ferrari, que se conecta con sus obras relacionadas con la escritura, se exponen hasta octubre en el Centro Cultural Borges de esta ciudad.

«Escrituras en el aire – Obra escultórica de León Ferrari», despliega parte de la cosmovisión de Ferra, quien dedicó su vida a denunciar con valentía, rigor y genio artístico, aquellos que fue causa de sus mayores preocupaciones: Los daños provocados por la religión, las dictaduras, la intolerancia y la guerra, y sus consecuencias.

La muestra comparte con otro de los espacios del Centro Cultural Borges, donde se exhibe desde marzo la serie «Nunca más», también de Ferrari, «Escrituras en el aire» se presenta en articulación con las Fundación Augusto y León Ferrari. Arte y Acervo.

La exhibición puede visitarse, con entrada libre y gratuitas, de miércoles a domingo de 14 a 20, cierra en octubre en el espacio plaza de las Artes del segundo piso de Viamonte 525, Buenos Aires.

«La grafía que Ferrari despliega en sus obras es entendida como la representación de la palabra, como una forma de fijar lo efímero de ese sonido al que se le adhiere una imagen y un concepto o como la imagen acústica a la que se le suma un significado», opinó la oficina de prensa del Centro Cultural Borges.

De la escritura, el artista solo toma la grafía; su sentido permanece oculto, no distinguimos letras y menos aún palabras. Juega con el espacio, el volumen y la proyección y propone una experimentación con las formas visuales para incitar a quien las mira a detenerse, a conmoverse y a tomar posición.

León Ferrari fue un artista que creyó en la funcionalidad, en la utilidad del arte y buscó generar conciencia para lograr un efecto fuertemente crítico sobre el estado del mundo.

Asimismo, Yaya Firpo destacó sobre la muestra que es una «maraña de líneas que surca el espacio. Un lenguaje ilegible, pero con una fuerte intención, propone un grafismo encriptado que quizás no busca ser traducido. Como rayos, miles de direcciones metálicas y brillantes generan una infinidad de posibilidades a la hora de elegir un rumbo de lectura dentro de las tres dimensiones».

«Durante años vi a León trabajar en esas obras. Lo observaba y algo me decía que él no estaba en esta dimensión. Se transportaba, viajaba, visitaba otros espacios, otros tiempos al encuentro de ideas, personas, momentos. Tal vez haya recorrido caminos en el pasado para dar batalla a viejos demonios, o quizás decidió visitarnos hoy para escribirnos en el aire un hermoso poema», sostuvo Firpo.

Mientras que Ezequiel Grimson, director del Centro Cultural, señaló que Ferrari, «más allá de toda discusión, es uno de los más originales y extraordinarios artistas argentinos. Esta exposición, curada por Yaya Firpo – artista y su más cercano colaborador-, nos ofrece a la contemplación una serie de creaciones suspendidas en el aire».

«Abstractas, aéreas, geométricas, contrastan con una única pieza instalada en el piso: Huesos, un objeto escultórico compuesto por réplicas de huesos humanos que evoca la tragedia argentina y el compromiso con las banderas de memoria, verdad y justicia», añadió .

Y sostuvo que «el agnóstico León Ferrari, hijo del inspirado pintor y arquitecto de iglesias Augusto Ferrari, hace aquí materia de su obra restos de cuerpos arrasados, enjaulados, junto a formas etéreas entretejidas con alambres, maderas y aceros, en una aproximación al enigma de la redención desde la belleza y el arte».

Ferrari (1920-2013) fue uno de los artistas argentinos más originales y relevantes, fue autodidacta, comenzó a trabajar en los años 1950 con cerámica y tallas en madera, para incorporar luego diversos materiales y soportes. Posteriormente, dio inicio a las llamadas escrituras abstractas, obras que siguió realizando a lo largo de toda su carrera.

En 1965 produjo una de sus piezas más controvertidas: La civilización occidental y cristiana, una imagen de Cristo crucificado sobre un bombardero estadounidense, una potente denuncia de la relación existente entre religión, política y violencia en la cultura occidental.

A mediados de los años 1970, Ferrari dejó Argentina a causa de la dictadura militar y se radicó en San Pablo, Brasil, donde continuó sus experimentaciones vanguardistas en el campo de las artes visuales. Con el retorno de la democracia, en la década de 1980, volvió a la Argentina y se instaló definitivamente en Buenos Aires.

Ferrari realizó exposiciones individuales y colectivas en importantes centros y eventos artísticos del mundo, como la documenta de Kassel, la Haus der Kulturen der Welt (Berlín) y el Museo Ludwig (Colonia), en Alemania; la Pinacoteca do Estado y la Bienal de San Pablo, en Brasil; el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), en España; el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en Argentina; la Smithsonian Institution (Washington D. C.), en Estados Unidos; la Bienal de La Habana, en Cuba, y el Museo de Arte Carrillo Gil, en Ciudad de México, entre muchos otros.

En 2007 recibió el León de Oro al mejor artista en la 52ava Exposición Internacional de Arte Bienal de Venecia, en 2009 realizó una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y en 2010 fue invitado de honor en Les Rencontres d’Arles, en Francia, ocasión en la que presentó una gran retrospectiva de su obra.

En 2008, junto con su familia, creó la Fundación Augusto y León Ferrari. Arte y Acervo, encargada de preservar el legado de ambos artistas. Durante sus últimos años trabajó intensamente y realizó numerosas donaciones de obras a entidades públicas y sin fines de lucro.

Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 25 de julio de 2013 a los noventa y dos años.