EL DIAMANTE KOH-I-NOOR DE LA REALEZA BRITÁNICA, RECLAMADO POR LA INDIA, SE ENCUENTRA GUARDO ACTUALMENTE EN LA TORRE DE LONDRES.
El diamante Koh-I-Noor que utilizó la reina Isabel II y que no fue usado en la coronación de Carlos III, tiene un constante reclamo de autoridades de la India pero Camila, esposa del rey, decidió no utilizar y se encuentra oculto en la Torre de Londres, Gran Bretaña.
El diamante colonial pone a la corona británica en aprietos entre peticiones de devolución de India, el Koh-I-Noor fue utilizado en la corona de la reina madre durante su funeral el 9 de abril de 2022.
El famoso diamante, símbolo de autoridad soberana más antiguos del mundo, estuvo ausente de la coronación de Carlos III en Londres, poniendo de manifiesto la relación cada vez más incómoda del Reino Unido con su pasado.
Tras la ceremonia, celebrada el 6 de mayo en la Abadía de Westminster, las joyas de la corona volvieron al lugar de exposición en la Torre de Londres, pero persiste la duda de cuál será el lugar legítimo de esta piedra preciosa de valor incalculable.
Según la leyenda, el diamante -originalmente de 186 quilates antes de ser tallado a 106 quilates a petición de la reina Victoria- denota autoridad suprema al menos desde la época de la invasión de los reinos del sur de India por el sultanato de Delhi en el siglo XIV.
La compañía británica de las Indias Orientales se anexó el reino de Punjab al término de una guerra en 1849 y es así que obtuvo el diamante como parte del tratado de paz, pieza de joyería que después entregó a la reina Victoria.
Desde entonces es una de las joyas de la corona británica, lucida en la ceremonias oficiales, pero la reina Camila, esposa de Carlos III, decidió no lucirlo esta vez durante la coronación, en un contexto de creciente debate sobre los símbolos imperiales británicos y las peticiones de India para que sea restituido.
El diamante Koh-I-Noor estuvo ausente de la coronación de Carlos III en Londres y, tras la ceremonia celebrada el 6 de mayo en la Abadía de Westminster, las joyas volvieron a su lugar de exposición en la Torre de Londres.
Las autoridades indias reclaman su devolución, y el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, Arindam Bagchi, subrayó que seguirán «explorando vías y medios para obtener una resolución satisfactoria».
Eddie LeVian, consejero delegado de la joyería estadounidense Le Vian, que tiene como clientes a Rihanna y a Jennifer López, tiene una relación especial con el diamante: su familia lo cuidó mientras estuvo temporalmente en manos del Sha de Persia en el siglo XVIII.
En un acto en la Torre de Londres, se lo interrogó sobre la legalidad de devolverlo a India y dijo: «Fue regalado a la reina Victoria por la compañía de las Indias Orientales y no fue sacado de India por los británicos. Ese diamante no fue descubierto por el gobierno indio», y agregó que India no existía como entidad soberana en ese momento.
«Si el reclamo llegara a un tribunal internacional no sé si las pruebas mostrarían que el gobierno de India tiene derecho al diamante Koh-I-Noor», agregó.
Entre los mitos figuran, como parte del problema y como parte de la incierta historia del diamante, aunque hay dudas de que se extrajo en su territorio, su historia mezcla hechos reales y mitos, lo que provocó reivindicaciones de otros países, entre ellos Afganistán, Irán y Pakistán.
Según Martin Bayly, profesor de la London School of Economics (LSE), su historia es «tan controvertida que sería imposible ponerse de acuerdo sobre cualquier noción legal de propiedad. En cualquier caso, no sé qué autoridad juzgaría».
El diamante llegó a manos británicas en una época en la que India estaba formada por muchos reinos y estados, y la familia del maharajá que lo poseía cree que es de su propiedad, y no del Estado indio.
Los debates sobre la propiedad proceden de un contexto jurídico contemporáneo de Estados nación soberanos», pero se refieren a una época en que esa noción «significaba algo diferente», explicó Bayly.
Las esperanzas de India residen en los argumentos morales que surgen en el Reino Unido.
La exposición de la Torre de Londres presenta ahora el diamante como un «símbolo de conquista» y explica que un tratado de paz obligó a un maharajá que tenía 10 años a «renunciar a él».
Bayly también señala como un ejemplo de esta tendencia la reciente devolución por parte de varias instituciones británicas de bronces del antiguo reino de Benín saqueados durante la época colonial, por ese motivo agregan que los mismos «argumentos pueden aplicarse a Koh-I-Noor», pero el debate es más político «porque es un símbolo de poder».
Esa piedra preciosa se ha vuelto «tan diplomáticamente tóxica» que es «casi inutilizable» en eventos oficiales, pero resultaría «políticamente ingenuo» creer que algún gobierno aceptaría devolverla, advierte.